Fomentando la biodiversidad en La Serrada

Publicado por

Lena Pettersson

«Todo empezó con una foto que María José quería hacer. Faltaba el motivo: nos dimos cuenta de que no había insectos«.

Estamos en la finca de Manuel Vicente y María José Terciado en La Serrada, cerca de Ávila, y Manuel nos está contando qué era lo que les motivó a iniciar el proycto que ahora ocupa la mayor parte de su tiempo libre: fomentar la biodiversidad en este lugar concreto.

Lo primero que hicieron fue plantar Pawlonias – un árbol de muy rápido crecimiento, que desde los pocos centimetros que tenían hace dos años y media, ahora ya sobrepasan los dos metros. Absorben el exceso de nitrógeno del suelo, que según Manuel estaba «altamente contaminado» debido a los purines provenientes de la explotación de vacas y cerdos que antes había en la finca, y lo convierten en unas hojas verdes gigantes, que a su vez absorben CO2 del aire.

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Algunos murieron, pero gracias a los cuidados la mayoría de los delicados árboles jóvenes sobrevivieron el primer invierno. «Los envolvimos en telas antiheladas; parecían fantasmas«, nos cuenta Manuel.

Luego el proyecto iba creciendo cada vez más.  «Cada vez que nos visitaba un amigo nuestro que sabe mucho de plantas nos decía: ¿Por qué no hacéis eso o lo otro? y ¿Por qué no plantáis…? Luego nos contó de un vivero ecológico en el Valle del Tiétar que iba a cerrar y vendía las plantas baratas. Hicimos tres viajes con el coche completamente lleno».

Gracias a eso ahora hay una gran variedad de frutales, arces, serbales, arbustos y flores tanto plantadas como espontáneas, que aportan alimento para la creciente población de abejorros, abejas, y todo tipo de insectos.

También hay 30 cajas nidos instalados, para fomentar la población de aves.

P1100452Hizo una maqueta que muestra su visión para la finca; una visión que Manuel y María José van realizando todo lo rápido que puedan.

En el invierno pasado plantaron también 2000 Cantuesos (Lavandula stoechas), pero en el campo que ahora debería estar teñido del del verde plateado de esta lavanda autóctona, sólo se ve hierba seca: «Se secaron todos durante el confinamiento, como no nos permitieron ir a trabajar en las fincas«.

Aparte de su preocupación por la desaparición de los insectos – del que ha escrito varios artículos, tanto para Voces de Ávila como para el Diario de Ávila- a Manuel le interesa mucho el tema de la alimentación. Además son dos temas muy ligadas entre sí.

Este año han cultivado cerca de una treintena de variedades de tomate; y hay diferentes variedades de lechugas, remolacha, acelgas, fresas, frambuesas, calabazas…

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Las semillas o plantones los han conseguido en la Asociación madrileña La Troje, en Kokopelli (en Francia), y en las jornadas en Piñel de Abajo (Valladolid).

https://www.latroje.org/

https://kokopelli-semences.fr/fr/

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Foto: María José Terciado
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Foto: María José Terciado

Recomendamos el articulo publicado en febrero de 2019, en el que Manuel nos advierte que «O cambiamos el modelo de producción de alimentos o nos enfrentamos a la desaparición del mundo que conocemos.»

https://vocesdeavila.org/2019/02/22/el-fin-del-mundo-conocido-llegara-por-la-desaparicion-de-los-insectos/

«…Está claro que la humanidad reclama un acceso a los alimentos rápido y continuo, pero es poco consciente de las formas o los modelos de producción de esos alimentos y las consecuencias que traen al medio ambiente. La realidad es que tienen un precio muy alto, a saber: la desaparición de los insectos,  y un deterioro irreversible para el planeta.

La causa, entre otras, está en el modelo de producción rápida e irresponsable que demanda el mercado alimentario, que para ser muy competitivos lleva a los agricultores a aplicar prácticas agrarias agresivas con los insectos, como el uso abusivo de pesticidas y herbicidas, el establecimiento de grandes superficies de monocultivos, la deforestación a gran escala y la emisión de gases de efecto invernadero que provocan el calentamiento global.

Este problema, la desaparición de insectos, es la punta del iceberg de la cadena de desastres medioambientales y productivos que este modelo origina. Por un lado la desaparición de especies que se alimentan de ellos -llámense aves, reptiles, anfibios y pequeños mamíferos- lo que provoca una pérdida irreparable de biodiversidad y desequilibra la cadena trófica. Por otro lado, la desaparición de plantas que necesitan de polinizadores para su reproducción y formación de frutos,  con lo cual disminuye las fuentes alimentarias para muchos animales y también afecta a los cultivos de uso humano. Pero además los insectos están directamente relacionados con la eliminación de cadáveres en la naturaleza y evitan la aparición de algunas epidemias. (…)

Pensamos que se deberían tomar medidas urgentes como la eliminación drástica del uso de pesticidas y herbicidas, un aumento de áreas silvestres, eliminación de grandes zonas de monocultivos diversificándolos y rotando la utilización de tierras de labranza – y sobre todo concienciando al consumidor para que demande productos sostenibles y libres de pesticidas.

Queremos una comunidad autónoma libre de la utilización de pesticidas y amable con los insectos. Proponemos la elaboración de un plan urgente para impedir un desastre de proporciones inimaginables.»

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