Lena Pettersson
Hace unos días hablé con una persona que me contó que estaba arreglando la casa que su familia tiene en un pueblo, para mudarse allí, dejando su piso en Madrid. Lo había decidido durante el confinamiento: al poder oír el canto de los pájaros, y respirar aire limpio incluso en los grandes urbes, se había dado cuenta de que eso era lo que quería. En lugar de la visita ocasional a la casa del pueblo, ahora quería vivir en un sitio más tranquilo y hacer visitas ocasionales a Madrid, además de los viajes esporádicos que hace por trabajo.
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Aún más que antes ha sido una suerte vivir en el campo, o en un pueblo, en estos últimos meses. Y ahora que nos podemos mover con más libertad por la provinca, podemos disfrutar aún más de la exuberancia de la naturaleza en esta primavera.
Yo ayer lo hice, andando por una de las rutas (el 1) de la Red de Senderos que el grupo de «Los Altruistas» de Navarrevisca ha creado y mantiene.
http://www.navarrevisca.es/index.php/que-hacer/senderos/
Estas son algunas fotos de la excursión:
