Lena Pettersson
En nuestros momentos optimistas, mucha gente hemos esperado que la sacudida que la actual crisis del coronavirus ha supuesto desembocara en una transformación de la sociedad y la economía.
Por ejemplo:
– que se continuara la reducción de la emisión de gases contaminantes y de efecto invernadero que ha habido durante el confinamiento
– que nos diéramos cuenta de la importancia de la solidaridad, y de un sistema sanitario público con suficientes recursos.
– que se iniciara la transición “verde” de la economía.
– que, viendo lo vulnerables que nos hace nuestra dependencia del comercio global, se fomentaran mucho más la producción y el consumo locales.
– que cuidáramos más la salud en general, y que entendiéramos que no hay salud posible si seguimos destruyendo y contaminando la naturaleza.
– que, en consecuencia, se cambiara el modelo de agricultura y ganadería.
– que más gente se replanteara cómo vivir y qué es lo que realmente importa.
– que aprendiéramos a vivir de forma más “lenta”, saboreando más lo que tenemos cerca.
Y sí creo que hay personas que han iniciado -o avanzado- cambios importantes en sus vidas personales. Sin embargo, mirando la sociedad en general, la “Nueva Normalidad” se parece mucho a la Vieja Normalidad, aunque con mascarrilla y más distancia social.
Un ejemplo es el DECRETO-Ley 4/2020, de 18 de junio, de impulso y simplificación de la actividad administrativa para el fomento de la reactivación productiva en Castilla y León, que la Junta de Castilla y León ha aprobado, y que fue publicado en el BOCYL el 19 de junio.
Han informado sobre ello Ecologistas en Acción, y también Eldiario.es:
“Aprovechando que la covid-19 ha pasado por Valladolid, y con la excusa de la “reactivación productiva”, el Consejo de Gobierno de la Junta de Castilla y León ha recuperado la iniciativa tumbada dos veces por los tribunales de desregular las actividades clasificadas como molestas, insalubres, nocivas y peligrosas, suprimiendo “de facto” y por Decreto-Ley, desde mañana, el régimen de la licencia de actividad (licencia ambiental) en vigor desde 1961..(…)
…Mediante esta modificación exprés del Texto Refundido de la Ley de Prevención Ambiental, la Junta exime de licencia ambiental a todas las explotaciones ganaderas e industrias agroalimentarias no sujetas por la legislación del Estado a autorización ambiental integrada, así como a multitud de actividades susceptibles de ocasionar molestias considerables como la industria textil, la hostelería, las gasolineras y oros servicios que podrán implantarse e iniciar su actividad con una simple comunicación al Ayuntamiento del término municipal en que se ubiquen, sin información pública, informes previos ni audiencia a los vecinos.
Esto significa que una gran explotación ganadera industrial como la proyectada en Noviercas (Soria), con 20.000 vacas de leche, que conlleva un consumo de agua, unas emisiones de gases de efecto invernadero y una producción de residuos superiores a una ciudad como Soria, podría empezar a funcionar sin información pública ni audiencia a los vecinos. A otra escala cientos de granjas intensivas de bovino, ovino, porcino o aves podrán ubicarse en los pueblos de Castilla y León sin que sus vecinos lo sepan hasta que las vean y huelan funcionar.
A partir de mañana, será también el caso de un matadero, una harinera o una fábrica láctea (salvo que por su gran tamaño deban someterse a autorización ambiental), así como de cualquier industria textil, piscifactoría, estación de servicio, cementerio, tanatorio, hospital, bar, restaurante, hotel, helipuerto, estación de autobuses, depuradora, casino… actividades todas actualmente sujetas a licencia ambiental por las molestias que ocasionan. Todo ello, con independencia de que se instalen en un polígono industrial, en un área residencial o incluso en un piso, como pueda ser el caso de oficinas, pequeños talleres, academias, hospedajes, etc.”
«…Castilla y León tiene tres regímenes en Medio Ambiente: la autorización ambiental para los casos susceptibles de ocasionar «molestias considerables, alterar las condiciones de salubridad, causar daños al medio ambiente o de producir riesgos para las personas o bienes»; la licencia ambiental, más intermedia (normativa básica estatal); y la comunicación ambiental para las actividades que tienen «escasa trascendencia» sobre el Medio Ambiente, básicamente con un contenido informativo.
La Junta de Castilla y León considera, por tanto, que piscifactorías y explotaciones ganaderas de hasta 40.000 aves de corral, 2.000 cerdos de cebo o 750 cerdas reproductoras apenas tienen impacto en el Medio Ambiente y, por lo tanto, bastará con una comunicación ambiental para instalar estas macrogranjas…»
El Decreto-Ley 4/2020: BOCYL-D-19062020-2 Decreto-Ley 4-2020
……
Hace unos días leí un artículo publicado en Permaculture News: “Como lo Normal no nos deja ser completamente humanos” (How Normal Keeps Us from Being Fully Human). En él, Kate Martignier hace una distinción entre “normal” y “natural”, donde natural sería “las condiciones en las que una especie ha evolucionado, y en las que pueda prosperar y desarrollar su pleno potencial”, mientras lo normal es lo que hay, actualmente.
Luego la autora se pregunta cuáles serían las condiciones naturales para la gente, y nos da unos ejemplos:
– Haber crecido en una familia y comunidad donde haya suficientes adultos dispuestos a ayudar para que los padres se sientan apoyados, y que los niños se sientan valorados y seguros.
– Tener un fuerte sentimiento de identidad, de formar parte de algo, y sentirse capaz de contribuir.
– Trabajar en algo que merezca la pena, que tenga sentido y sea satisfactorio.
– Estar rodeados de una familia y comunidad con las que contar y en las que confiar.
– Saber de donde vienen nuestros alimentos, y tener una relación con la tierra y las personas que los producen.
– Poder expresarse, y ser apoyados y aceptados cuando expresamos lo que sentimos.
– Estar en contacto con la naturaleza diariament, no sólo los fines de semana o en las vacaciones.
Sin embargo, para que no nos sintamos unos desgraciados, reconoce en seguida que de hecho no conoce a nadie que tenga todas estas necesidades cubiertas, lo que le hace concluir que “lo que llamamos Normal no es un marco que nos permita ser completamente humanos”. Más aún como parece que hemos entrado en una “nueva normalidad”, en la que “estamos aún más distanciados los unos de los otros, aún más obsesionados con los microbios, aún más preocupados por las amenazas que otras personas pueden ser para nosotros y nuestras familias, y aún más angustiados acerca de nuestra sobrevivencia en términos de seguridad económica.”
Opina que «es normal competir por unos recursos escasos, y de mirar con recelo a los que son diferentes de nosotros: Pero es natural trascender las diferencias y colaborar, cooperar y apoyarnos mutuamente»
¿Realmente queremos volver a la vieja normalidad, o explorar caminos para llegar a algo más natural?

Estamos perdiendo la mejor oportunidad que hemos tenido, hasta ahora, para cambiar el rumbo de la economía y de nuestras vidas. Las primeras medidas tomadas por el gobierno central (progresista, dicen) y los gobiernos autómicos van justo en la dirección contraria: volver a consumir con más ahínco, desregular, rescatar empresas y sectores dañinos para el planeta y la sociedad.
¿Es una maldición bíblica?
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