Para conseguir una «Economía Circular» tendríamos que cambiar muchas cosas; no basta con emplear la palabra.

Publicado por

Lena Pettersson

La Economía Circular está empezando a ponerse de moda. Al menos el concepto, aunque no tanto la práctica.

Se están elaborando estrategias y planes a nivel europeo, nacional y autonómico para fomentar la economía circular. Sin embargo, por el momento los resultados brillan por su ausencia.

Hace algún día Agronews Castilla y Leon se hizo eco de la presentación del libro «El Supermercado. Uno modelo de próximidad equilibrada, accesible y circular», que el artículo afirma va a ser «la nueva Biblia del sector de la distribución en España».

https://www.agronewscastillayleon.com/el-supermercado-la-nueva-biblia-del-sector-de-la-distribucion-en-espana

El artículo me parece otra de las innumerables contribuciones a acostumbrarnos a la palabrería vacía, porque no explica para nada como se puede hablar de «modelo de próximidad equilibrada, accesible y circular» refiriéndose a estos establecimientos tan insertados en la insostenible economía global, que en su gran mayoría siguen vendiendo productos traídos del otro lado del planeta a pesar de que se pueden producir perfectamente aquí.

Y el Diario de Ávila informa que la Diputación de Ávila formará parte de un proyecto interregional (junto con otros socios de Castilla y León,  Galicia y Portugal) –Interreg Poctep Circular Labs- financiados en un 75% de fondos europeos. Según el Diario, «La Diputación Provincial cuenta con un presupuesto de 108.436 euros que destinará a poner en marcha unos laboratorios de experimentación de proyectos empresariales basados en la economía circular en Ávila».

https://www.diariodeavila.es/Noticia/Z9651BC95-EEC8-A80E-6D26BE53726C0E4C/201907/La-Diputacion-se-suma-a-un-proyecto-de-economia-circular

Entonces, ¿qué es la economía circular»?

Pues es la «economía de la naturaleza», donde todo se reutiliza y nada se desperdicia, y en la que deberíamos inspirarnos para organizar nuestra economía «humana» (en realidad, cada vez más inhumana»), para que deje de ser una economía lineal que agota los recursos y produce cada vez más residuos.

Es decir, se trata de utilizar menos materiales, de reutilizar y reciclar más, y contaminar menos. Y de diversificar, construir redes y desarrollar economías locales.

Tendríamos que cambiar radicalmente nuestra forma de vivir, producir y consumir.

Pero para empezar, hay muchas medidas nada «high-tech» que se pueden tomar. Por ejemplo crear plantas de compostaje, sustituir bolsas de plástico por las de papel y vender alimentos a granel,  hacer productos más duraderos de materiales naturales, fomentar los mercados de productos locales y también de segunda mano, etc.

Sin embargo, parece que eso interesa menos que recibir fondos para «innovaciones» (otra palabra muy de moda).

2015-05-02 (12)

Los «rastrillos» o mercados y tiendas de segunda mano -de ropa, libros, muebles y enseres, etc- son también componentes de una «economía circular». Lamentablemente, el caciquismo que todavía impera en muchos de los pueblos de nuestra provincia frenan muchas iniciativas, en caso de que proviene de personas de la «oposición» (en sentido amplio). La foto es del rastrillo mensual que se solía organizar en Navaluenga hace unos años, pero que luego se prohibió, ya que las organizadoras eran «unas rojas».

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