El 12 de febrero la concentración de CO2 en la atmósfera alcanzó un nuevo récord: 416,08 ppm (partes por millón), la más alta en los últimos 800 000 años, y casi 5 ppm más alta que en la misma fecha el año anterior.
No fue noticia, ni (por supuesto) en la prensa local abulense, ni en los grandes medios nacionales en España.
A este ritmo en pocos años llegaremos a los 450 ppm, que los científicos consideran el punto a partir del cual lo más probable es que los fenómenos meteorológicos serán realmente extremos (es decir, aún más extremos que ahora…) y los efectos del calentamiento global irreversibles y catastróficos.
Sabemos lo que hay que hacer para evitar esto: reducir drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero, y conservar y recuperar los ecosistemas para que puedan cumplir su función en los ciclos de carbono y agua ( las plantas absorben CO2 del aire y lo amacenan en su biomasa o lo transfieren al suelo).
Sin embargo, parece que poca gente son lo suficiente conscientes de la emergencia climática existente como para aceptar llevar a cabo los profundos cambios de la sociedad y el sistema económico que esta emergencia implica.
Una de las personas que sí tiene el valor de mirar los problemas de frente es Luis González Pérez. En su blog «Regreso al corazón del Valle«, publica artículos rigurosamente documentados y argumentados, en los que analiza qué efectos tendrán los acontecimientos globales en el Valle del Tiétar, donde están Luis y su pareja Mimi asentados desde hace algunos años.
Además explora soluciones y posibles medidas para adaptarnos a «las consecuencias del calentamiento global y el colapso del sistema ecoómico neoliberal» – o lo que es lo mismo, qué pasos dar en «el camino del decrecimiento«, para conseguir un mundo menos depredador que nos permita vivir con más plenitud como seres humanos que formamos parte de la naturaleza.
Su último artículo publicado (en este mes de febrero) se titula «La movilidad en las zonas rurales». Recomendamos leerlo entero, aunque publicamos aquí los siguientes extractos:
https://tietarentransicion.wordpress.com/
«Uno de los problemas más serios al que nos vamos a enfrentar, en un futuro inmediato, es la pérdida de la movilidad motorizada. Nos hemos acostumbrado a la enorme movilidad y capacidad de transporte que nos proporcionan los vehículos movidos por combustibles fósiles, como si esa movilidad fuese lo natural, como si siempre pudiéramos disponer de ella. Ha sido un craso error. Hemos organizado el territorio contando con una movilidad casi ilimitada, disponiendo zonas industriales alejadas de las zonas residenciales que, a su vez, están separadas de las zonas comerciales y de ocio. No importa, porque podemos ir en coche de casa al trabajo o al centro comercial, que están a una cierta distancia y salir el fin de semana al pueblo o a una segunda residencia en una urbanización. El coche es la clave de esta gran movilidad.
Pero las crisis que se avecinan nos van a poner muy difícil seguir con este modo de vida. La emergencia climática nos exige reducir drásticamente las emisiones de GEI, lo que significa dejar de usar vehículos de combustible y, especialmente, de gasoil. Por otra parte, el petróleo y el gas, de los que se obtienen los combustibles fósiles se encuentran en una encrucijada, con un declive notable de su producción y con serios problemas financieros, que hacen que esa industria ya no sea tan rentable. Por una razón u otra, los combustibles fósiles van a sufrir una alta inestabilidad en los próximos años, con precios disparados y episodios de escasez de suministro.
(…) La dependencia absoluta de la importación de combustibles nos hace muy vulnerables. Como España no produce ni una gota de los combustibles que consumime, la economía en el rural depende de acontecimientos que no podemos controlar. Por ejemplo, que la producción de petróleo de Arabia Saudita se mantenga, que termine la guerra de Libia, que la quiebra del banco Goldman Sachs no arrastre a las cinco grandes petroleras, que Irán no cierre al tráfico marítimo el estrecho de Ormuz y un largo etcétera de factores, que no podemos controlar y que pueden acelerar el colapso del petróleo.
(…)
…¿Con qué medios de transporte podremos contar? El colapso de la era del petróleo nos llevará, inexorablemente, a una economía en decrecimiento, con menos medios, en la que habrá que dedicar más tiempo y esfuerzo a realizar las tareas de la vida cotidiana. Es imposible físicamente sustituir la flota actual de coches de combustible por coches eléctricos, porque no hay recursos suficientes en la Tierra. Podremos contar con algunos coches eléctricos para trayectos medios, vehículos eléctricos ligeros para transportar carga, motos y bicicletas eléctricas, mientras haya recursos materiales para fabricarlos y se desarrolle una tecnología que permita reciclar las baterías a bajo coste….»
Entre las varias medidas propuestas por Luis, están las siguientes:
«…La bicicleta eléctrica es una buena solución. En plena escasez y carestía de los combustibles, la bicicleta eléctrica es una solución sencilla, ecológica y mucho más asequible que el coche eléctrico. Incorpora un motor que aumenta el empuje de los pedales, con una potencia regulable desde la empuñadura. La corriente que alimenta el motor procede de una batería, que es recargable. La autonomía de una bicicleta, dependiendo de la capacidad de la batería y del desnivel del recorrido, puede alcanzar en muchos modelos hasta los 90 kilómetros. Es pues una solución muy buena para el desplazamiento personal. (…)
…Flota municipal de bicicletas eléctricas. Al igual que muchas ciudades, un municipio del rural también puede comprar y poner a disposición de sus vecinos y vecinas empadronadas un lote de bicicletas eléctricas, de paseo o de carga. El Ayuntamiento proveería, a cada una de las personas interesadas en usar el servicio de un carnet, previo pago de la cuota anual que se establezca. El control del uso se puede llevar a cabo desde el mismo ayuntamiento, con las condiciones de tiempo y de uso que se establezcan. La carga de las baterías de las bicicletas se podría llevar a cabo con una electrolinera consistente en un aparcamiento cuya cubierta está compuesta por un conjunto de placas fotovoltaicas….
…Es oportuno también replantearse la remunicipalización del transporte público, puesto que su privatización ha conducido a un servicio mínimo, que sólo conecta los pueblos del Valle con Madrid y que deja sin atender muchas necesidades al anteponer la rentabilidad económica a su rentabilidad social. Pongamos algunos ejemplos. El Ayuntamiento de Arenas de San Pedro podría adquirir, por sí solo o en mancomunidad, un par de minibuses eléctricos para prestar un servicio de transporte que conectase Arenas y los municipios del Barranco de las Cinco Villas. Los municipios de La Adrada y Sotillo podrían establecer una línea de minibuses eléctricos que conectasen Santa María con Piedralaves….
...Pero lo que traería un cambio sustancial a la movilidad en el Valle sería la puesta en funcionamiento del Tren del Tiétar, un tren eléctrico ligero que retomase el proyecto del ramal del ferrocarril que iba a unir Madrid con Almorox. El ramal, que partía de Villamanta, pretendía llegar hasta Arenas de San Pedro por el Valle del Tiétar. Nunca fue terminado, pero quedan testigos de aquella obra: plataformas, trincheras, algún puente y estaciones construidas que nunca vieron pasar trenes.
Un tren eléctrico ligero, que uniese Madrid con San Martín de Valdeiglesias y recorriese el Valle del Tiétar hasta Candeleda o hasta Plasencia, prestaría un servicio de transporte público magnífico que vertebraría el Valle, lo conectaría con la capital y sería un enorme estímulo para potenciar la actividad económica y el desarrollo turístico de la zona. El tren ligero es una alternativa mucho más eficiente y menos contaminante que el automóvil y una forma eficiente de recortar las emisiones de gases de efecto invernadero.
