La ONU dice que es urgente modificar nuestra dieta y la forma de producir alimentos, pero aquí siguen proliferando las «macrogranjas»

Publicado por

Lena Pettersson

Hace poco, el IPCC publicó su informe especial sobre el Cambio Climático y los Suelos. El Panel Intergubernamental IPCC es el grupo de la ONU encargado de evaluar los miles de documentos científicos que se publican cada año para informar a los dirigentes políticos de lo que sabemos sobre los riesgos que el cambio climático conlleva, y qué podemos hacer para mitigar y adaptarnos a esos riesgos.

El informe deja claro que es urgente cambiar la forma de usar las tierras del planeta, ya que se calcula que la agricultura y silvicultura emiten al menos el 23% de los gases de efecto inveradero – y si se incluye el transporte de alimentos, y la producción de todos los fertilizantes, plaguicidas, maquinaría etc que se usan en estas actividades, el porcentaje es aún más alto.

Si realmente queremos que la humanidad tenga un futuro que valga la pena (o, como lo formulan los científicos en el informe, si queremos tener una “capacidad alta de adaptación” al cambio climático), deberíamos limitar el crecimiento de la población, reducir las desigualdades, consumir menos recursos, proteger los espacios naturales y los mares, y cambiar nuestras dietas y formas en las que producimos los alimentos, y reducir o eliminar las pérdidas de estos alimentos.

La dieta que se recomienda es una “equilibrada”, basada sobre todo en alimentos vegetales – cereales integrales, legumbres, frutas, hortalizas, frutos secos y semillas- con una parte menor de los de orígen animal. Y todo producido en sistemas “resilientes” (por ejemplo, diversificados, para ser menos vulnerables), sostenibles (que no ponen en peligro la fertilidad, salud y cantidad, de suelo, agua, fauna y flora…) y que emiten pocos gases de efecto invernadera.

Como se afirma en el informe, este tipo de dieta no solo es bueno para el planeta, sino también para nuestra salud.

Es decir, entre otras medidas deberíamos abandonar las explotaciones industriales de animales para producir carne o huevos, y apoyar las granjas pequeñas y medianas que integran ganadería y agricultura.

Pero en lugar de eso, siguen proliferando las “macrogranjas”, sobre todo de cerdos. Se establecen nuevas explotaciones, o se amplían las existentes.

Las dos últimas en la provincia de Ávila, cuyas solicitudes de ampliación (que sin duda se concederá) se han publicado en el BOCYL en el pasado mes de julio, es una en Mironcillo, donde se pretende incrementar las 2.784 plazas de cerdos de cebo hasta las 4.524 plazas, y otra en Palacios de Goda (de las 3.337 plazas actuales, a 4.840 plazas).

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Dejar de comer carne producido en estas explotaciones industriales es una reacción bastante lógica y normal cuando sabemos el sufrimiento, los daños ambientales, las molestias y peligros para la salud que producen. Pero como la mayor parte de la carne se exporta a China, también hay que abordar el problema políticamente.

Como han hecho en Almendros, un pequeño municipio de unos 200 habitantes en la provincia de Cuenca, donde un grupo vecinal que se creó para luchar contra una de estas “macrogranjas” se han hecho con la alcaldía del pueblo.

Copiamos unos extractos del artículo escrito por la nueva alcaldesa, y publicado por Eldiario.es:

“…Resulta difícil entender cómo en el contexto de cambio climático en el que estamos inmersos desde hace años con irrefutables datos bendecidos por organismos oficiales todavía se faciliten autopistas políticas que den viabilidad ambiental de este tipo de ideas empresariales.

En nuestro municipio el proyecto, además, clama al cielo al estar precedido por la polémica: la venta del anterior alcalde de sus parcelas a los promotores. Para más inri, la toma o el punto de abastecimiento de agua es un pozo de emergencia, definido como tal, para situaciones de sequía y sobre la esquilmada zona de aguas subterráneas de la sierra de Altomira perteneciente a la comisaría de la Confederación del Guadiana. A la huella de carbono, cabe unir un rastro político estéticamente indeseable…”

https://www.eldiario.es/tribunaabierta/informe-ONU-mirando-Cuenca_6_929917005.html

    ***

El informe del IPCC:

UN report cimate change and land

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