La revisión concienzuda de plantones, y la prudencia a la hora de decidir de dónde traerlas, son fundamentales para limitar el riesgo de que la avispilla se instaure en el Valle del Tiétar.
La amenaza de la avispilla sobrevuela las cabezas de los vecinos de este pueblo. Los agricultores de El Arenal son muy conscientes del lastre que supondría la llegada de esta temida plaga a sus castañares. Por esta razón decidieron contactar con La Junta en un intento por minimizar las probabilidades de instauración de la plaga en El Valle del Tiétar. En palabras de un vecino del pueblo: “Hemos anunciado la reunión a todos los Ayuntamientos de la zona. Ninguno ha venido. Parece que estamos solos enfrentándonos a esta amenaza”.
Lidia Olmos, técnico del Servicio Territorial de Medio Ambiente de Ávila, visitó El Arenal el pasado martes 4 de diciembre. Durante la charla explicó cómo la plaga de avispilla ha repercutido gravemente sobre la productividad en otras comarcas y países, con descensos entre 30 y un 70%. También comentó cómo esta plaga ha ido expandiéndose por Europa desde su origen en China, ocasionando bajadas acusadas en la rentabilidad del castañar.
Durante la exposición, Olmos hizo especial hincapié en lo difícil que resulta detectar este insecto. “Es muy pequeño, mide 2 mm, así que apenas se le ve”. Además, es imposible saber si las plantas traídas de viveros de zonas con avispilla son portadoras de los huevos hasta que el castaño brota en la primavera siguiente. Es por los meses de marzo a junio cuando hay que estar atentos y supervisar las plantas traídas de otras comarcas para ver si presentan agallas, síntoma de la presencia de avispilla. “Lo complejo de lidiar con esta plaga es que no podemos saber si las plantas que se movilizan, fundamentalmente desde viveros gallegos al resto del país, portan o no avispilla, pues en invierno se encuentran en período de latencia”. Lo principal es la detección precoz. De no ser así, cuando el insecto se instaura en el castañar es imposible erradicarlo, tan sólo contener su población con sueltas del insecto depredador de la avispilla.
Los vecinos de El Arenal abrieron debate y manifestaron: “Con este asunto tenemos que estar concienciados todos, pero basta que haya una persona que no revise sus plantones, para que esto pueda suponer la ruina para el valle”. Y expusieron a Olmos la necesidad de que La Junta de Castilla y León se implicase con mayor ahínco en el tema. La técnico aseguró que se está trabajando en ello, y que han realizado muestreos y han venido a los avisos de Cuevas del Valle (2017) y a El Arenal y El Hornillo (2018). Los asistentes no quedaron del todo convencidos.
Los oyentes llegaron a exponer la posibilidad de catalogar al Tiétar como zona de contención de la plaga, sin intercambio de material vegetal con otras regiones. Si bien, para Olmos esta medida no es sencilla y podría resultar perjudicial, con unos daños colaterales asociados, como puede ser la prohibición de venta de castaña. A la pregunta de por qué a algunos viveros se les permite suministrar plantas, conociéndose que están infectados de avispilla, la técnico asegura que no están es fase de cuarentena, que es cuando se paraliza la movilización de plantas.
Los vecinos explicaron que durante la primavera de 2018, un grupo de voluntarios altruistas con el apoyo del forestal local se dedicaron a prospectar las parcelas donde se habían puesto plantones ese mismo año. “Tuvimos que eliminar muchos de ellos, porque venían infectados”. Para 2019, parece que va a haber una implicación por parte del Ayuntamiento. Los otros pueblos del valle se mantienen sin ningún tipo de media preventiva, que sepamos. Tanto la técnico como los asistentes coincidieron en que la mejor medida para quedar al margen de la plaga es la producción de planta en el valle.
Pablo Marín Martín