La semana pasada pudimos leer en la prensa local que el programa “STEM Talent Girl” está llegando este otoño a Ávila.
El programa, organizado por la Fundación ASTI y la Junta de Castilla y León, está destinado a fomentar las vocaciones científicas en las alumnas para que elijan una carrera STEM, es decir de Ciencia, Tecnología, Ingeniería o Matemática (Science, Tecnology, Engineering, Mathematics). En Ávila ahora empezará a desarrollarse la primera fase -de selección de alumnas de 3º y 4º de la ESO – denominada “Science for her”. Se han apuntado 66 alumnas, de las que se elegirán 30. Cada una de estas chicas tendrá su mentora, en el Bachillerato recibirá orientación profesional, y cuando esté en la universidad habrá becas y posibilidad de hacer prácticas en alguna empresa.
Además, habrá ocho masterclasses, impartidas por mujeres destacadas en el campo STEM. Estas clases estarán también abiertas a cualquier persona interesada.
Esta noticia ha sido el punto de partida para unas reflexiones mías sobre una parte del tallo (“stem”) en cuestión – la que creo que es el principal, aunque luego se ramifica: la Ciencia.
Lo primero que me ha llamado la atención son todas las palabras en inglés que se utilizan para nombrar y describir el programa. Además de las ya mencionadas, en la página de “talent-girl.com” se explica que las mentoras van a servir como role-models, y hacer sesiones de shadowing con las alumnas.
No seré yo quien niege la importancia de saber inglés para poder acceder a la conversación de la comunidad científica internacional, pero…¿no da más bien la impresión de que la ciencia es algo ajeno o extranjero, algo que tiene poco que ver con la realidad abulense y española?
Además, a juzgar por las fotos en talent-girl.com, las mentoras deben reunir las dos cualidades de ser buenas profesionales en el campo de la ciencia y tecnología y tener apariencia de modelo (…y tengo mis sospechas de cual es la más importante). Si una es mayor, o de aspecto más ordinario, mejor abstenerse.
¿Se habrá hecho algún análisis de por qué tan pocas chicas optan por carreras de ciencias o tecnología? ¿O de qué les motivaría a estudiar una carrera “STEM”?
Se supone que la principal motivación no debe ser la esperanza de volverse tan guapa como las mujeres en la página de “talent-girl”.
Claro que diferentes personas pueden sentirse atraídos por diferentes aspectos de la ciencia. Hope Jahren, una geobióloga (según Wikipedia, la geobiología estudia las interacciones entre la vida y el ambiente físico-químico de la Tierra) que ha recibido numerosos premios y distinciones por su labor, cuenta en el libro “La memoria secreta de las hojas” porqué eligió estudiar Ciencias:
“Empecé estudiando Literatura, pero pronto descubrí que mi sitio eran las Ciencias Naturales. El contraste era muy claro: en las clases de ciencia hicimos cosas, en lugar de simplemente hablar de ellas. Trabajamos con las manos, y obtuvimos resultados casi diariamente (…) Tratamos problemas que todavía podrían ser solucionados…La Ciencia hablaba de lo que pasaba ahora y de un futuro que todavía podría ser posible…”
Como dice Jahren en el prólogo del libro, el trabajo científico empieza cuando uno empieza a formular preguntas y observar algo con atención.
Es decir que la curiosidad es un ingrediente fundamental: algo tiene que despertar nuestra curiosidad para que empecemos a observarlo y hacer preguntas acerca de ello.
También lo es la actitud independiente y crítica, que hace que el científico no de nada por sentado, que siempre tenga que contrastar las teorías con la realidad. Y la máxima objetividad posible a la hora de recoger e interpretar los datos.
¿Estas son cualidades que la sociedad abulense valora y fomenta? …Pienso que habría que cambiar muchas cosas para tener un mejor caldo de cultivo para jóvenes científic@s,
Además, fomentar los talentos y vocaciones -científicos y otros- es algo que la escuela, y la sociedad, debería hacer siempre. En todos los alumnos, no sólo en un pequeño grupo selecto.
Lena Pettersson