Lena Pettersson
Recomendamos esta entrevista (de 13 minutos) en Onda Cero con Millán Millán, doctor en física atmosférica y uno de los principales asesores de la Comisión Europea en temas medioambientales.
Advierte que las lluvias torrenciales serán más frecuentes e intensas debido al cambio climático; pero más que en el calentamiento global pone el énfasis en el local (en este caso en el sureste de España), generado por los cambios en el uso del suelo. Se han eliminado gran parte de los bosques y la vegetación natural, y debido a eso han desparecido las tormentas de verano, que iban soltando agua poco a poco.
Sin los bosques, ya no funciona el ciclo corto del agua.
Por eso el Doctor Millán recomienda reforestar, como una medida de recuperar el ciclo del agua local.
Habla de la cuenca del Segura, aunque gran parte de su análisis también es aplicable a nuestra zona.
La misma recomendación figura en varios documentos oficiales publicados por la Comisión Europea.
«España sigue operando con su recetilla de hace 50 años, y todo lo que se ha publicado en la UE, aquí el organismo oficial o no lee el inglés, o no lo traduce, o no lo aplica», se queja, afirmando que aquí se están usando «soluciones» anticuadas, como si se tratara a un enfermo con una receta elaborada hace medio siglo para otro enfermo, con otra dolencia.
«Pero, ¿recomiendan reforestar?«, pregunta la periodista, a quien le cuesta aceptar que no sólo nos influye el clima, sino nosotros también influimos en ella, «.. si necesitamos agua, que no tenemos».
Según Millán, no siempre ha sido así, sino somos los humanos que estamos convirtiendo grandes partes de nuestro país en desierto. Defiende la posibilidad de trasvasar agua, pero sólo como medida de emergencia – como una trasfusión de sangre a un paciente que se está muriendo- con la finalidad de recuperar el ciclo del agua.
ondacero/emisoras/murcia/millán
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En Ávila también estamos haciendo lo nuestro para extender el desierto. Recorrer los alrededores de la capital de la provincia a vista de pájaro, con la ayuda del satélite, es un viaje bastante escalofriante – más cuando sabemos como se están aumentando los cultivos contaminantes de fresas y las explotaciones porcinas, lo que conlleva estar sacando agua los 24 horas del día de sondeos cada vez más profundos.
Estas son dos capturas de pantalla de la foto aérea, una del Valle de Amblés, cerca de Niharra, y la otra de la Alta Moraña: tierras desnudas, que tienen fiebre en verano y pasan frío en invierno, y que los meses en los que tienen cultivos están alimentadas de forma artificial, con fertilizantes sintéticos que luego contaminan las aguas con nitratos.
¿No sería lógico pensar que cuánto más limitadas las precipitaciones, y más extremo el clima – más importante sería cuidar la tierra y aprovechar el agua con economía y prudencia?
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Como la entrevista en Onda Cero me resultó muy interesante, he buscado más información, y he leído algunos de esos documentos ignorados de la UE que Millán menciona. Así he descubierto una página web, Science for Environment Policy, con mucha información elaborada por expertos, que debería guiar las políticas medioambientales.
https://ec.europa.eu/environment/integration/research/newsalert/index_en.htm
Como está todo en inglés, voy a traducir unos párrafos de un artículo escrito por Millán Millán, del dossier especial sobre «Suelo y Agua: una perspectiva de escala más amplia«, publicado en 2015.
El artículo lleva el título «Los cambios en el uso del suelo en el Mediterráneo pueden desencadenar grandes cambios meteorológicos«, y habla de un estudio científico que:
«…encontró que la ausencia de tormentas de verano en la cuenca mediterránea occidental inicia una serie de fenómenos que llevan a una acumulación de vapor de agua y contaminantes aéreos en capas por encima del mar. Este ciclo puede durar varios días y ocurrir varias veces al mes en verano. Cada ciclo termina con tormentas fuertes e inundaciones potenciales en Europa central, en lugar de precipitaciones en la zona mediterránea. En consecuencia, esto produce sequías en parte de los países mediterráneos durante estos meses de verano.
Los investigadores concluyeron que estos patrones meteorológicos y climáticos son el resultado de cambios en el uso del suelo a lo largo de las costas y las zonas montañosas del Mediterráneo. Empezando hace un siglo y continuando hoy en día, se han drenado los humedales y talado los bosques. La urbanización también ha tenido como resultado que grandes extensiones de suelo han sido cubiertas de viviendas, cemento y asfalto. Como consecuencia hay menos evaporación de agua, lo que provoca que las tormentas de verano se desplacen tierra adentro, en lugar de descargar su agua y reciclarla dentro del sistema costal mediterráneo. (…)
Para resumir, los cambios del uso del suelo en el Mediterráneo contribuye a los adversos flujos entre desertificación e inundaciones en zonas europeas. Las regiones costeras del Mediterráneas pierden sus necesiarias lluvias de verano, con lo que aumenta la desertificación, pero reciben fuertes tormentas en otoño, invierno y primavera. Mientras tanto, las regiones del interior sufren inundaciones en el verano. Los modelos actuales de intercambios de la atmósfera, los continentes y los océanos no contemplan estos procesos, y pueden por lo tanto poyectar conlusiones falsas acerca del clima y la meteorología. Los investigadores recomiendan medidas como reforestaciones intensas de las zonas degradadas, y reclaman más investigación para poder predecir mejor los fenómenos meteorológicos extremos.»
Todo el documento: soil_and_water_larger_scale_perspective_52si_en