Pablo Marín Martín
Esta semana desde el lunes 8 de abril al viernes 12 se celebra en Casavieja el programa de debates sobre el Valle del Tiétar vinculados al máster “Intervención sostenible en el medio construido” de la Universidad Politécnica de Cataluña. Cada día está dedicado a un tema: Agua, energía y transporte, producción local, paisaje y biodiversidad y, por último, turismo.
En la comarca contamos con la plataforma “Valle del Tiétar en transición”, que apuesta por hacer de nuestro valle un lugar en el que contar con unos servicios básicos fundamentales y donde poder desarrollar una economía y un modo de vida en sintonía con el entorno y dependiente de él. Los profesores y alumnos de arquitectura de la Universidad Politécnica de Cataluña pretenden encontrar durante el año de máster modelos en el ámbito rural que vayan en la misma senda. La similitud de objetivos entre los profesores y la plataforma del Tiétar fue tal que decidieron venirse aquí a pasar una semana y a calarse de ideas de los paisanos abulenses.
El lunes por la tarde pudimos escuchar a uno de los profesores del máster. Por la mañana, alumnos y profesores, de la mano de un buen conocedor del valle como es Javier Perandones, visitaron el pantano de Arenas y el Nogal del Barranco en Guisando. La charla del profesor comenzó resaltando los valores naturales y paisajísticos del valle: “es como estar en Suiza, ver la lámina de agua del embalse y al fondo La Mira y Los Galayos nevados. Cualquiera se creería que estamos en aquel país”. Como ejemplo de saber hacer, nos habló de un pequeño pueblo de Suiza (Vrin). En este bello enclave de Los Alpes, hace años que apostaron por “hacer del pueblo un lugar habitado, porque habitable ya sabemos que es”. Un lugar en el que vivir acorde al territorio e integrados en él, revalorizar los productos locales y autoabastecerse en todo aquello que fuera posible. La arquitectura de este pueblo de montaña, basada en la madera de sus ricos bosques, debía respetarse a la hora de construir los nuevos edificios e infraestructuras. Las nuevas infraestructuras se construyeron con madera, haciendo difícil reconocer si eran nuevos o si llevaban ahí décadas. Se construyeron también dos mataderos para abastecer de carne del lugar a los vecinos, en vez de venderla abajo en el valle. “No tiene mucho sentido sacar productos afuera si se pueden consumir aquí”. Y también se puso a funcionar un aserradero de madera. Vrin es un ejemplo de integración urbanística con el entorno. Y por tanto, un ejemplo perfecto para los jóvenes estudiantes del máster de arquitectura. Sin embargo, a pesar de todos los esfuerzos, el pueblo no consiguió su principal objetivo: alcanzar los 500 habitantes, punto de corte para contar con más o menos servicios en el medio rural.
Pilar fue la segunda en tomar la palabra. Nos habló sobre el agua en sentido amplio y sobre la cuenca hidrográfica del Tiétar, la que más caudal aporta al Tajo. Vecina de Candeleda, Pilar es una persona muy activa en diversas plataformas, como la que lucha contra la especulación urbanística. Nos contó como la oposición ciudadana logró paralizar una macrourbanización por encima de Candeleda, que iba a tomar más agua de la garganta que la propia Candeleda. También nos habló de los problemas que generan las viviendas dispersas en el campo y sus aguas residuales, un tipo de urbanización en auge en los últimos años. Y resaltó la riqueza en agua de nuestro valle, que muchas veces da pie a perpetrar proyectos absurdos e irrespetuosos con el medio, como son estas urbanizaciones. En su charla mencionó también el cambio climático, que ya afecta a los recursos hídricos reduciéndolos. Debemos optimizar y hacer un buen uso del agua de cara a un futuro en el que cada vez será un bien más escaso.
La jornada fue un punto de partida para ir fraguando la plataforma del Valle del Tiétar y un intercambio de ideas con el grupo universitario, dispuesto a ayudar y hacer de nuestra comarca una tierra de oportunidades.